Si crees que los cuentos son sólo para niñ@s estás algo perdid@. Los cuentos son para tod@s.
No podemos dejar de insistir, de revindicar su importancia, de seguir contando cuentos.
Los cuentos tienen infinidad de utilidades: enseñan, entretienen, sanan, te entienden,…. los cuentos sirven para todas aquellas cosas para las que los escribieron, y para muchas otras en las que no hubo intención, pero surgió así. Porque los cuentos llevan pedacitos de quién los escribe, y quién los recibe descifra esos pedacitos según su propio código.
No caigamos en la simpleza de pensar que la multitud colores y las palabras sencillas son «sólo» cosas de niñ@s, primero porque las cosas de niñ@s son de vital importancia para tod@s, y además, porque tod@s recorremos nuestro camino en compañía del niñ@ que fuimos. Los cuentos son capaces de conectar a ese nivel interior y desde ahí mostrarnos todo aquello que quieren que veamos.
Que más da si los personajes se ajustan a la realidad, o es un sapo el que nos da la solución a nuestros problemas. Abramos nuestra mente a todo aquello que su autor@ ha querido contarnos, enseñarnos, y también a todo aquello que no ha querido, pero que asoma sutilmente en cada página.
Cada cuento, como cada canción, cada poema, cada libro, cada trabajo artesano, lleva parte del alma de quién los crea, y volarán hasta conectar con aquell@s que lo necesiten, que los sientan. Leer, escuchar y descubrir que alguien en algún lugar ha sentido, vivido, lo que tú estás sintiendo, viviendo; compartir emociones, encontrar soluciones…¿no parece mágico? Lo es, es la magia de los cuentos.
De verdad creo que si etiquetamos los cuentos como lectura para la infancia, perderemos mucha sabiduría y oportunidades para continuar aprendiendo y creciendo como personas, como sociedad, como parte la naturaleza y de este universo en el que tod@s estamos conectad@s.