El verano ya está casi, casi aquí, a la vuelta de la esquina…comienzo a vibrar en «modo paréntesis»; es como «un oxigenarse» y prepararse para el nuevo comienzo, que siempre sitúo en septiembre. Mis propósitos, siempre empiezan en septiembre. Y precisamente dándole vueltas a todo lo que me gustaría proponerme, acudo a mi larga lista de cosas pendientes. En realidad, esta lista debería ser un propósito en sí misma…pero de momento, hay varias cosas por las que quiero comenzar…la primera las Etiquetas.
Las Etiquetas son esas cualidades, virtudes, defectos, apreciaciones, juicios, descripciones, bla, bla, bla, que otras personas (con o sin ninguna intención) te van adjudicando prácticamente desde que naces; habrá etiquetas que no nos afecten, pero dependiendo de quién nos las otorgue, irán formando parte de la imagen que tenemos de nosotr@s mism@s.
Las etiquetas pueden distorsionar muchísimo esa imagen, y crearnos muchos conflictos. Pesan todas las etiquetas, las que creemos buenas, y las que determinamos como malas.
Tod@s somos etiquetad@s, y ¡ojo! tod@s somos etiquetador@s. Por alguna razón, que aún desconozco, pero en la que me gustaría profundizar; tod@s colgamos y recibimos etiquetas con una frescura que espanta.
Y un día te das cuenta de que tú no eres lo que esas etiquetas ponen, llevas tiempo intentado ajustarte a ellas, incómod@, cómo si fueran certezas inamovibles, y entre tus opciones está conformarte y continuar, o leer y averiguar…( no sé conformarme, y esa es una etiqueta que me he puesto yo misma).
Y leí…y encontré mucho al respecto, entre otras cosas, la importancia que tienen los cuentos, en esto de las etiquetas. Los cuentos son maravillosos, y lo mejor de todo, es que están vivos, evolucionan, y crecen. Muchos cuentos ya han dejado atrás esas etiquetas, y ahora nos acompañan en el camino para encontrarnos y definirnos a partir de nuestra propia mirada, desde nuestro interior.
Hay muchísimos cuentos que hablan de esto, que te invitan a desetiquetarte y a redescubrirte. A mi, me parece una actividad ideal, y por eso, mi Plan de Verano nº1, será: ¡ser yo y quitarme etiquetas! ¿Te apuntas?
Aquí te dejo algunos de mis títulos favoritos:
Yo voy conmigo: sin duda, aquí coincidimos Lola y yo, es uno de nuestros favoritos, lo leemos y lo releemos, juntas y cada una por su lado. ¿Estás dispuest@ a cambiar lo mejor de tu forma de ser para gustar a los demás? ¿Vale la pena?
Yo Soy: Etiquetas en estado puro…¿es mejor ser como los demás o ser tú mismo?. Si lo lees después de Yo voy conmigo te gustarán el doble ambas historias.
Un cuento para reflexionar a cualquier edad.
Tu cuerpo es único y es extraordinario. ¡Aprende a quererlo!
Me ha encantado todo, de este libro. El mensaje, maravilloso.
Personalmente, he tardado muchísimos años en aprender que sólo cuando te quieres, sientes que debes cuidar de ti, y sin duda, esta lectura conseguirá que much@s niñ@s, adolescentes y adult@s, conozcan cuanto antes la importancia que tiene el autocuidado y la autoestima.
Malena Ballena
Adoro a Malena desde que la vi en su portada, y cuando leí el cuento la quise más aún.
Es muy significativo darse cuenta de que las etiquetas físicas llevan unidas otras etiquetas mentales que te limitan más aún. Pero por suerte Malena aprendió un truco…
Pájaros en la Cabeza:
«- Si lo que siento es muy grande, ¿puedo salirme de la línea?…»
Esta es, la magia de los cuentos, cuando una sola frase es capaz de removerte…y llega, tengas la edad que tengas…
¿Quieres ver más? Pincha en Cuentos sin Etiquetas y descubre nuestra selección.
¿Conoces cuentos para desetiquetiquetarse, que quieras recomendarnos? Esperamos tus propuestas.